¿De donde surge el enfoque ágil?
Una metodología sintetiza el cúmulo de conocimientos adquiridos alrededor de un tema en particular.
Normalmente integra procesos, procedimientos, guías, que se usan para manejar o desarrollar algún tipo determinado de servicio o producto de negocio.
En el ámbito del desarrollo de software se conocen en general dos tipos de metodologías mayores – el desarrollo en cascada y el desarrollo en iteraciones. En su sentido más amplio, el enfoque de desarrollo en cascada es la secuencia del análisis, diseño, construcción, pruebas e implementación. El enfoque iterativo se refiere a procesos que crean parcial, pero gradualmente soluciones más completas a través de una secuencia de iteraciones.
Por muchos años, esas eran las opciones. Sin embargo en los últimos años, ha venido surgiendo una serie de metodologías que caen dentro de una categoría que bien se podría denominar “ligera”. Entre las más populares podemos destacar Programación Extrema, Programación Ágil y SCRUM (aunque esta no son las únicas). El llamarlas metodologías es quizás muy arriesgado. Quizás es mejor llamarles enfoques o incluso filosofías.
La revolución ágil empezó, allá por el año 2001, como un movimiento contra-cultural para lo que muchas personas vieron como un proceso de desarrollo de software extremadamente pesado. La filosofía ágil considera que la documentación de un proyecto no genera valor. El valor viene de contar con software funcionando.
Por ejemplo, digamos que un proyecto ha estado en ejecución por 6 meses, en ese tiempo ya se concluyó el análisis, el diseño, se está en medio de la construcción e incluso han iniciado algunas pruebas. En este punto quizás sientes que has venido progresando satisfactoriamente. Sin embargo desde el punto de vista de la filosofía ágil, hasta ahora, no has entregado algo que genere valor. El valor verdadero surge de una solución funcionando. Así que en lugar de generar documentación tradicional para el proyecto, Ágil se enfoca en producir la documentación mínima indispensable para el proyecto (no la elimina del todo) y el código funcionando. De hecho, al final de los seis meses, un proyecto ágil puede haber entregado 6 iteraciones, por lo que una solución parcial está de hecho funcionando. Los que están a favor de ágil argumentan que una solución funcionando es mejor que la documentación.
Las 4 creencias fundamentales de cualquier agilista
Hay cuatro creencias generales que comparten las filosofías ligeras:
Desarrollo en ciclos cortos
En un enfoque ágil las iteraciones (sprints) no toman más de 30 días cada una o menos. Una solución parcial muy elemental, debe estar funcionando en un periodo de tiempo corto y a través de iteraciones subsecuentes, se van agregando funciones complementarias que en suma conforma la versión final de la solución.
Valorar a la gente
En un enfoque ágil, y desde mi punto de vista en cualquier interacción humana sea ágil o no, la gente debe ser valorada y tratada con respeto. Los gerentes o directivos deben confiar en que el equipo puede hacer un buen trabajo y entregar una solución eficiente y efectiva para el negocio. Los equipos Ágiles trabajan en un ambiente desafiante pero a un ritmo continuo, que teóricamente puede ser sostenido indefinidamente.
Involucrar al cliente
Si vas a alcanzar resultados rápidos, el cliente debe ser parte integral del equipo de trabajo. De hecho, el cliente deberían ser asignado a tiempo completo y ubicado en el mismo espacio físico, con el resto del equipo.
Esto fomenta el sentido de pertenencia, el trabajo en equipo y agiliza la toma de decisiones.
Fomentar la simplicidad
La creencia básica es que si tienes que elegir entre crear algo de manera sofisticada o simple, elige siempre lo más sencillo. Los requerimientos deben ser simples, el diseño del plan debe ser simple y las técnicas de codificación deberían ser simples.
En mi experiencia
Desde que descubrí el enfoque ágil y me familiarice con el manifiesto ágil, me sentí fascinado por los principios y fundamentos de esta filosofía. En este sentido debo decir que aunque tengo muchos años de experiencia 23+ en proyectos relacionados con tecnologías de información, desde un principio consideré que el enfoque ágil no es privativo del desarrollo de software.
Así, dado mi interés en el tema, tuve la fortuna de participar en mi primer curso relacionado con la filosofía con uno de los precursores de este movimiento, un verdadero maestro que se llama Jim Highsmith.
Highsmith compartió de manera muy amena y en un taller práctico los fundamentos de la filosofía ágil aplicada a la disciplina de dirección de proyectos. En este taller confirmé mi creencia de que esta filosofía puede ser aplicada a algunos aspectos de negocio y desde ahí he desarrollado algunos planteamientos de su aplicación específica a otros contextos con gran éxito.
Aunque para muchos, el hablar de temas ágiles es sinónimo de anarquía, en realidad representa una “nueva” forma de trabajo, que implica el tener una disciplina y habilidades específicas para asegurar su correcta utilización y que genere el máximo de beneficios para el negocio. Al igual que el uso de un enfoque de dirección de proyectos tradicional, los proyectos que usan un enfoque ágil, pueden fallar. Sin embargo, a diferencia del primer caso, los impactos de un error de estimación o de cálculo en una iteración de 4 semanas pueden ser identificados y contenidos más rápidamente y con un impacto menor que con un enfoque tradicional.
Es importante tomar en cuenta dos puntos:
- No hay balas de plata (silver bullet): Este enfoque puede fallar al igual que falla cualquier tipo de proyecto. Toma en cuenta que la dirección de proyectos es en parte una ciencia pero en otra parte es un arte. El enfoque ágil debe ser visto como una disciplina que añade instrumental a la caja de herramientas que tenemos para ofrecer soluciones acordes al mundo que nos toca vivir.
- ¿Enfoque ágil o tradicional? ¿Cuál es mejor? El mejor enfoque es el que te funciona y da resultados PUNTO. El secreto de las buenas prácticas es que se vuelven mejores prácticas cuando las usas y éstas te dan resultados. Luego entonces, no veas los enfoques tradicional y ágil como antagonistas. Usa lo mejor de los dos mundos en beneficio de tu proyecto y de tu organización.
Negocios ágiles
No voy a repetir las características del entorno de negocios actual. Hoy los negocios, más que nunca necesitan tener un enfoque ágil. Por eso, el contar con métodos ágiles para desarrollar productos y servicios puede en verdad representar una ventaja competitiva sostenible.
En nuestra práctica de consultoría hemos extrapolado la filosofía ágil, que nació en la industria de software a otros aspectos de negocio como la diseño e implementación de PMOs, el mapeo de procesos de negocio y el diseño de campañas de marketing digital. En todos los casos, hemos tenido resultados satisfactorios desde varios puntos de vista.
Por: Jorge Valdés Garciatorres, PMP, ITIL, CC